“Los dos líderes afirmaron que Corea del Norte representa una grave y creciente amenaza directa para Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, así como para la mayoría de los países”, anunció el domingo la Casa Blanca.
La nota presidencial precisa que los dos mandatarios llevaron a cabo una conferencia telefónica, durante la cual elogiaron la adopción de la nueva ronda de sanciones antinorcoreanas en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU).
En este sentido, tanto Trump como Moon se comprometieron a implementar en su totalidad todas las resoluciones relevantes respecto a Corea del Norte, y urgieron a la comunidad internacional a “hacer lo propio”.
Por otra parte, el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, que se encuentra en Manila (capital de Filipinas), ha subrayado este lunes que la resolución del CSNU demostró que existe unidad de las potencias mundiales a la hora de exigir una península coreana desnuclearizada.
Los dos líderes (Trump y Moon) afirmaron que Corea del Norte representa una grave y creciente amenaza directa para Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, así como para la mayoría de los países”, anunció la Casa Blanca.
En las declaraciones pronunciadas al margen de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) en Manila, Tillerson ha exhortado a Corea del Norte a poner fin a las pruebas de misiles balísticos si quiere dialogar con Washington con el fin de acabar con las tensiones y crisis en la península coreana.
No obstante, el jefe de la Diplomacia norteamericana ha rehusado fijar un plazo o fecha límite para este proceso, al añadir que “esto es realmente sobre el espíritu de estas conversaciones” y el hecho de que el régimen de Kim Jong-un debe paralizar los ensayos antes de todo.
Aunque la comunidad internacional siempre se ha pronunciado en contra del programa de misiles de Corea del Norte, la presión por adoptar nuevas sanciones aumentó cuando Pyongyang afirmó que “todo el territorio continental de Estados Unidos” estaba a su alcance tras el lanzamiento de su segundo misil balístico, el pasado 28 de julio.
Mientras tanto, Pyongyang reivindica con insistencia que el desarrollo de armas blinda su estrategia de defensa ante la postura hostil de Estados Unidos y sus movimientos belicistas en la península coreana, entre ellos las maniobras de Washington con Seúl, y afirma que no se detendrá hasta que su enemigo cese las animosidades.
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