Según informó el miércoles el rotativo estadounidense The New York Times, la Administración del presidente Donald Trump está negociando con los legisladores estadounidenses para redactar una nueva la ley de sanciones contra Rusia pero esta vez más suave.
El diario asegura que la medida presentada por el congresista republicano Kevin Brady, que ha obstaculizado su voto rápido en la Cámara de Representantes, podría provocar que el proyecto de ley fuera reenviado al Senado para que sea modificado y luego puesto de nuevo a votación.
Con esta medida, la Casa Blanca está tratando de ganar tiempo para negociar con los legisladores —tanto republicanos como demócratas— el relajamiento de las penalidades contra Rusia, una media que sorprende a The New York Times puesto que Trump y su equipo están siendo investigados por su presunta colusión con el Kremlin.
No obstante las autoridades estadounidenses aseguran que no intentan suavizar los embargos sino que solo pretenden eliminar del paquete de sanciones la parte que priva al jefe del Estado de EE.UU. la autoridad para levantar o suspender cualquier decisión antirrusa, considerando que esta medida limita el poder constitucional del Ejecutivo.
Sin embargo parece poco probable que la Casa Blanca consiga su objetivo dado que hay un consenso en el Congreso de EE.UU., tanto de demócratas como de republicanos, de aprobar la actual ley de sanciones contra Rusia sin enmienda alguna de tal forma que Trump, investigado por posibles nexos con Rusia durante las elecciones que lo encumbraron en el cargo, no sea capaz de suspender ni levantar esas sanciones de manera unilateral.
Las sanciones contra Rusia son parte de una ley que también impone nuevas medidas coercitivas contra Irán y que fue aprobada en el Senado de Estados Unidos con 98 votos a favor y 2 en contra, estos últimos del demócrata Bernie Sanders y el republicano Ron Paul.
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