En su desplazamiento al reino árabe, el mandatario estadounidense fue recibido con los máximos honores, cosa que Arabia Saudí no ha hecho jamás con ningún otro jefe de Estado.
El rey saudí, Salman bin Abdelaziz Al Saud, le regaló el domingo a Trump una cadena de oro conocida como “El collar de Abdulaziz Al Saud” –la máxima distinción que se brinda a un extranjero–, un sable de oro de 200 millones de dólares, y 25 relojes de pulsera de oro y diamantes.
Asimismo, también le obsequió con un crucero, que cuenta con 80 habitaciones, y en el que algunas de sus partes fueron construidas en oro. El crucero está valorado en 800 millones de dólares. A todo eso se suma una donación de 100 millones de dólares a su hija mayor, Ivanka Trump, quien le acompañó en su gira por Oriente Medio.
El monarca saudí le dijo a Trump que tales regalos son de su propiedad y no deben ser guardados en el museo presidencial de EE.UU.
De igual modo, los medios de comunicación no han dudado en criticar a Trump por algunas de sus actuaciones en este país de Oriente Medio, como la supuesta reverencia que le hizo a Salman bin Abdulaziz o el baile con un sable que ejecutó.
Los medios aseguran que Trump le hizo reverencia al rey tras recibir la aludida condecoración oficial. El caso es que él mismo criticó la reverencia que Barack Obama, su antecesor, hizo en 2012.
Por último, Trump fue protagonista, junto con otras autoridades saudíes, de un curioso baile. El magnate neoyorquino se movió al ritmo de la música con un sable de gran tamaño en la mano. Pese a que otros presidentes de Estados Unidos que han estado de visita en el país árabe han hecho lo mismo, los usuarios de las redes sociales también han dado rienda suelta a su imaginación al respecto.
El sábado, el presidente estadounidense llegó a Arabia Saudí en el marco de su primer viaje al extranjero, donde firmó acuerdos de venta de armas por valor de 110.000 millones de dólares.
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