Según un comunicado difundido por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), el mandatario nombró a Gina Haspel como la nueva directora adjunta de la CIA, el segundo puesto de más influencia y poder en este órgano de espionaje.
El portal Web The Intercept expresa preocupación por este nombramiento y explica que existen evidencias de que Haspel estuvo involucrada directamente en el controversial programa de interrogación que con frecuencia usaba tácticas de torturas y abusos contra los reclusos.
Recuerda, asimismo, que la ahora número dos de la CIA fue responsable de uno de los centros de detención clandestinos de esta organización (conocidos como los Black Sites) en Tailandia, donde, según pruebas fehacientes, al menos dos reos fueron sometidos a torturas como el waterboarding (submarino), entre otras.
Además, investigaciones muestran que Haspel trató de eliminar cualquier evidencia sobre las torturas de los detenidos, como grabaciones de vídeo de los interrogatorios en los Black Sites bajo su control.
Con la llegada de Haspel a la cúpula de la CIA, parece que esta agencia secreta podría volver a la era del expresidente estadounidense George W. Bush, cuando la práctica de la tortura era aplicada con frecuencia para obtener información de los detenidos.
El jefe de la CIA, Mike Pompeo, expresó de manera pública que está a favor del uso de la torturas como método para acceder a información de alta importancia, lo que significa que las dos personas con más poder en la CIA están abiertas a la posibilidad de utilizar la tortura.
Por su parte, Trump también defiende el uso de la tortura y lo considera una práctica útil durante los interrogatorios, no obstante, las investigaciones muestran que en la mayoría de las veces los sujetos bajo tortura dan cualquier información, ya sea correcta, incorrecta o falsa, con tal de que finalice su suplicio.
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