Won Yoo-cheol, líder parlamentario del partido Saenuri, ha urgido este lunes al Ejecutivo a reanudar la fabricación de bombas atómicas o reclamar las armas nucleares que se trasladaron a EE.UU. en virtud de un pacto suscrito entre Seúl y Washington en 1991.
"No podemos pedir prestado el paraguas del vecino cada vez que llueve, necesitamos un abrigo que ponernos nosotros mismos", ha declarado Won Yoo-cheol, líder parlamentario del partido Saenuri.
"No podemos pedir prestado el paraguas del vecino cada vez que llueve, necesitamos un abrigo que ponernos nosotros mismos", ha declarado, en alusión a la protección nuclear que le otorga Washington según el mencionado acuerdo.
Las dos Coreas acordaron entonces crear una península libre de armas nucleares. Corea del Norte ha ignorado parte del acuerdo, alegando que solo se defiende de las acciones cada vez más provocadoras de Seúl y Washington.
Las declaraciones de Won olvidan que este país, como firmante del Tratado de No Proliferación (TNP) Nuclear de 1968, tiene prohibida la posesión de bombas atómicas.
El dirigente de Saenuri ya había urgido al Gobierno al rearme "pacífico y desde la perspectiva de la autodefensa con armas nucleares para luchar contra el terror y la destrucción" de Pyongyang la semana pasada.
El pasado 7 de febrero Pyongyang lanzó un cohete de largo alcance con un satélite de comunicaciones Kwangmyongsong-4, lo que desencadenó una ola de críticas de la comunidad internacional.
Los críticos acusan al Norte de realizar un ensayo encubierto de misiles balísticos, mientras Pyongyang afirma contrariamente que es parte de su programa espacial con fines pacíficos.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, llamó, además, el sábado a los científicos del país a impulsar sus investigaciones para lanzar más satélites al espacio.
En respuesta, Washington y Seúl decidieron poner en marcha negociaciones sobre la instalación del sistema móvil antimisiles Terminal High Altitude Area Defence (THAAD) en la península coreana. Este anuncio preocupa a países de la región como China, pues lo consideran una amenaza para su propia seguridad.
La península coreana vive inmersa en una escalada de retórica militar desde la guerra de Corea (1950-1953). Al final del conflicto no firmaron ningún acuerdo de paz, por lo que las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra.
En este medio, EE.UU., bajo el pretexto de hacer frente a la supuesta amenaza nuclear norcoreana, además de llevar a cabo ejercicios militares conjuntos con Seúl, mantiene permanentemente desplegados en Corea del Sur cerca de 30 000 militares.
Las autoridades norcoreanas, por su parte, han rechazado en reiteradas ocasiones la intervención norteamericana en la región. El líder de esta nación, Kim Jong-un, amenazó el 27 de julio con "no dejar a ningún estadounidense vivo" en el caso de que estallara una guerra.
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