A las protestas se sumó el sábado un escrache en la vivienda de una exrepresora que traicionó y llevó a la muerte a sus compañeros.
En esta vivienda de un modesto barrio de Santiago vive una mujer que estuvo cerca del presidente socialista Salvador Allende. Se convirtió luego en agente de la policía secreta del dictador Augusto Pinochet, y en verdugo de sus antiguos camaradas. Asimismo, hoy todo su barrio sabe quién es.
Esta funa o escrache a la delatora Luz Arce culmina una semana de demandas de verdad y justicia.
Frente al palacio presidencial de La Moneda en Santiago, las dos principales organizaciones de derechos humanos enrostraron al Gobierno las promesas incumplidas.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Hugo Dolmestch, que promueve la libertad de genocidas ancianos, fue el blanco principal de las críticas.
Este muro en el cementerio rinde homenaje a los presos políticos secuestrados y desaparecidos por la dictadura, por medio de sujetos como Luz Arce y los genocidas presos, que empezaron a cumplir condenas 30 años después de sus crímenes.
Alejandro Kirk, Santiago.
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