"¡Si se ataca a Lula, se nos ataca a nosotros", han coreado los partidarios del exmandatario, congregados frente a la sede de la televisión O'Globo, en Río de Janeiro (sureste).
Los manifestantes, unos doscientos y muchos con banderas rojas de su partido, denunciaron que los medios de comunicación han iniciado una “persecución” contra Lula da Silva para involucrarlo en el caso de corrupción enquistado en la petrolera estatal Petrobras y que ha enviado a prisión a muchas figuras públicas, incluidas del partido gobernante, el PT.
¡Si se ataca a Lula, se nos ataca a nosotros", han coreado los partidarios del exmandatario, congregados frente a la sede de la televisión O'Globo, en Río de Janeiro.
El exjefe de Estado se ha convertido en el centro de pesquisas por supuesto enriquecimiento ilícito y blanqueo de dinero proveniente de las constructoras acusadas de sobrevalorar contratos con Petrobras. Por estas sospechas, la Policía Federal lo detuvo el viernes para que declare sobre el asunto, además registró su residencia, la sede de su instituto y casas de familiares y allegados.
La manifestación de los militantes de PT —fundado en 1980 y que gobierna el país desde el 2003, con un mandato suyo hasta 2010 y con la presidenta Dilma Rousseff desde 2011— responde al llamado que hicieran el viernes el presidente del partido, Rui Falcão, y el propio Lula da Silva para salir a las calles y hacer frente a las "arbitrariedades" contra esta formación de izquierda, en la figura de su fundador.
El sábado, unos 500 simpatizantes de Lula da Silva se agolparon frente a su vivienda en Sao Paulo y hasta la propia presidenta Rousseff viajó desde Brasilia para apoyarlo personalmente.
De igual manera varias autoridades, entre ellas, Rousseff y los presidentes de Venezuela Nicolás Maduro, de Bolivia, Evo Morales, de Ecuador, Rafael, Correa, entre otros, han manifestado su solidaridad con Da Silva y han condenado la actuación policial.
La detención del expresidente ha marcado las diferencias entre los que apoyan al Gobierno y los que no. Estos últimos insisten en acusar a Lula de corrupto y piden que su heredera, Dilma Rousseff, sea destituida, de hecho, han programado una protesta para el 13 de marzo.
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