El acto de transición ha comenzado con la toma de posesión de David Choquehuanca, que ha juramentado como vicepresidente del Estado, un cargo que también conlleva la presidencia del Parlamento, en el que el Movimiento al Socialismo (MAS) del depuesto presidente de Bolivia, Evo Morales, tiene la mayoría.
Posteriormente, Arce ha prestado juramento como presidente de Bolivia para un periodo de cinco años, prometiendo que cumplirá los altos deberes del país, en conformidad con la Constitución.
Arce ha juramentado con la mano derecha en el corazón “por la Patria, por los próceres de la independencia, por nuestra Madre Tierra, por los dioses de nuestros ancestros, por nuestras hermanas y hermanos que dieron la vida por la democracia”.
“Este 8 de noviembre iniciamos una nueva etapa en nuestra historia y queremos hacerlo con un gobierno que sea para todas y para todos, sin discriminación. Nuestro Gobierno buscará en todo momento reconstruir nuestra patria y vivir en paz. En este camino, la democracia es un valor fundamental de los pueblos”, ha anunciado en su discurso como nuevo presidente.
Arce ha sido investido como mandatario en una ceremonia, la primera en 14 años, en la que la presidenta de facto saliente, Jeanine Áñez, decidió no participar y que significa el retorno del MAS al poder un año después del golpe de Estado que forzó la renuncia de Morales.
La asunción de Arce como nuevo presidente de Bolivia ha tenido lugar en un acto con representantes de más de 100 países y con la asistencia de líderes como el rey de España, Felipe VI; el vicepresidente de España, Pablo Iglesias; el presidente de Colombia, Iván Duque; el presidente de Chile, Sebastián Piñera; el presidente de Paraguay, Mario Abdo; y el presidente de Argentina, Alberto Fernández.
Por su parte, Morales ha publicado esta misma jornada un breve comunicado en las redes sociales donde ha agradecido “la invitación de presidentes de las Cámaras de la Asamblea Legislativa para participar en ceremonia de posesión de Luis Arce”, pero ha aseverado que “lamentablemente, por razones de conocimiento público”, no iba a poder asistir.
Dicho comentario aludía al hecho de que las autoridades de facto de Bolivia fueron quienes organizaron la ceremonia de toma de posesión y, por lo tanto, decidieron no invitarle ni a él ni a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.
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