Esta instancia internacional aprobó este domingo por 122 votos a favor, 10 en contra y 24 abstenciones, el proyecto de resolución presentado por la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), lo cual refleja la gran inquietud del mundo musulmán por la horrenda matanza de los rohingyas en Myanmar (Birmania).
La sistemática represión llevada a cabo por el Ejército birmano y los extremistas budistas contra la minoría rohingya ha causado el éxodo masivo de esta población (más de 655.000 personas) hacia el vecino Bangladés.
La Asamblea General llama al Gobierno birmano a permitir el acceso de personal de ayuda humanitaria, asegurar el regreso de todos los refugiados y garantizar todos los derechos de ciudadanía a los rohingyas.
También pide que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, designe un representante a Myanmar. La iniciativa fue adoptada poco después de que el comité presupuestario de la Asamblea General aprobase fondos para el nuevo cargo.
El miércoles, la relatora especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Myanmar, Yanghee Lee, pidió “aplicar sanciones concretas contra los líderes militares birmanos”, luego de que el Gobierno birmano le denegara el ingreso al país asiático para supervisar la situación de los rohingyas. Esta negativa indica claramente que “está ocurriendo algo terriblemente horrible en Rajine”, advirtió.
Rajine, un estado remoto ubicado en el oeste de Myanmar, se ha visto azotado por una campaña implacable del Ejército, que comenzó el pasado 25 de agosto. La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que más de 6700 rohingyas, incluyendo 730 niños de menos de cinco años, murieron tan solo en el primer mes de la represión.
La ONU califica de “limpieza étnica” el trato que da Myanmar a los rohingyas y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Zeid Raad al-Husein, no descarta la posibilidad del surgimiento de un “genocidio” contra esa minoría religiosa.
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