“Los civiles rohingyas están sufriendo mucho y, por ello, están huyendo de la violencia a través de la frontera con Bangladés. No deben ser devueltos o deportados”, destacó el martes el comisario de Ayuda Humanitaria europeo, Christos Stylianides.
En un comunicado, Stylianides insistió en evitar el deterioro de la “ya grave” situación humanitaria en Myanmar (Birmania) y llamó a “reducir tensiones”, fijarse en las leyes internacionales de derechos humanos y cesar toda violencia contra los civiles y su genocidio.
Por lo tanto, calificó de “fundamental” el pleno acceso sin restricciones de la asistencia humanitaria para llegar a los musulmanes vulnerables en el estado birmano de Rajine y recalcó que la asistencia y protección de las autoridades de Bangladés a los refugiados es “crucial” hasta que se establezca la paz en su región.
Los civiles rohingyas están sufriendo mucho y, por ello, están huyendo de la violencia a través de la frontera con Bangladés. No deben ser devueltos o deportados”, destacó el comisario de Ayuda Humanitaria europeo, Christos Stylianides.
Su condena se emitió en la misma jornada en la que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, expresó su preocupación de que esa violencia se convierta en “una catástrofe humanitaria con consecuencias para la paz y seguridad que podría expandirse más allá de las fronteras de Myanmar”.
Esa nueva ola de violencia y masacre contra la minoría musulmana en Myanmar ha levantado además la denuncia de muchos otros organismos internacionales, activistas pro derechos humanos y varios países.
Pese a todas esas condenas, la líder de facto de Myanmar y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, denuncia una campaña de “desinformación” sobre los rohingyas, una idea emitida tras varios días de guardar silencio al respecto y generar polémicas en su contra por desoír la muerte de al menos 400 personas y la creciente cifra de los desplazados.
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