• La activista paquistaní Malala Yousafzai (dcha.) y la líder birmana de facto, Aung San Suu Kyi.
Publicada: martes, 5 de septiembre de 2017 10:02
Actualizada: jueves, 7 de septiembre de 2017 7:57

La Nobel de la Paz paquistaní Malala Yousafzai denuncia el silencio mortal de Aung San Suu Kyi ante el genocidio de la minoría musulmana Rohingya en Myanmar.

“En los últimos años, varias veces he condenado este tratamiento trágico y vergonzoso. Todavía estoy esperando que mi compañera laureada con el Nobel, Aung San Suu Kyi, haga lo mismo. El mundo está a la espera y los musulmanes rohingyas lo están esperando”, argumentó la Premio Nobel de Paz, la paquistaní Malala Yousafzai.

Desde el inicio de una nueva ola de violencia contra los musulmanes en Myanmar (Birmania), la líder de facto birmana, Aung San Suu Kyi, ha rechazado el termino de ‘limpieza étnica’ para referirse al tema y hace caso omiso al tema.

Sin embargo, la activista paquistaní remarcó en un mensaje emitido el domingo en su cuenta de Twitter que se le rompe el corazón al ver las noticias del sufrimiento de la minoría musulmana Rohingya en Myanmar.

En los últimos años, varias veces he condenado este tratamiento trágico y vergonzoso. Todavía estoy esperando que mi compañera laureada con el Nobel Aung San Suu Kyi haga lo mismo. El mundo está a la espera y los musulmanes rohingyas lo están esperando”, argumentó la activista paquistaní Malala Yousafzai.

 

“Hoy, hemos visto imágenes de niños que fueron asesinados por las fuerzas de seguridad birmanas. Estos niños no atacaron a nadie, pero sus casas fueron destruidas. Si Myanmar, donde viven desde hace varias generaciones, no es tu casa, entonces ¿qué es?”, destacó.

Además, llamó a todos los países, incluido su propio país, seguir el ejemplo de Bangladés y proporcionar alimentos, refugio y acceso a la educación a las familias de Rohingya, que intentan escapar de la violencia y el terror.

La represión brutal del Gobierno birmano contra los rohingyas en los recientes días ha dejado al menos 400 muertos y 87.000 han huido a Bangladés. Además, las fuerzas del país asiático reprime a los niños y mujeres musulmanes decapitándolos y quemándolos vivos.

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