• Instituto Próvolo de Mendoza, donde los curas abusaron de los niños y niñas argentinos.
Publicada: viernes, 10 de febrero de 2017 2:05

Una víctima de abusos sexuales de curas pedófilos en Argentina relata que los sacerdotes lo instaron a no hablar de ello por ser ‘secretos de confesión’.

"Los abusos los perpetraba en el momento de la confesión. Nos hacía hacer una fila larga y todos pasábamos de a uno en una carpa. Mientras le confesábamos los pecados en su oído, pegados a su cuerpo, él nos tocaba. Y después decía que lo que allí sucedía no lo teníamos que contar porque era secreto de confesión y si lo hacíamos iríamos al infierno porque era un pecado. Y le hacíamos caso", dice Julieta Añazco en una entrevista concedida el miércoles al diario El País.

La víctima afirma a continuación que el cura se desnudaba en la tienda de campaña en la que dormía junto a otras cuatro o cinco niñas y les tocaba el sexo durante las noches, añadiendo que aparecía en las duchas.

Los abusos los perpetraba en el momento de la confesión. Nos hacía hacer una fila larga y todos pasábamos de a uno en una carpa. Mientras le confesábamos los pecados en su oído, pegados a su cuerpo, él nos tocaba. Y después decía que lo que allí sucedía no lo teníamos que contar porque era secreto de confesión y si lo hacíamos iríamos al infierno porque era un pecado. Y le hacíamos caso”, dice Julieta Añazco, una víctima de abusos de los curas en Argentina.

"Éramos niñas y adolescentes, no sabíamos bien qué pasaba. Nos quedamos paralizadas", sostiene Añazco.

El caso más feroz en manos de la Justicia argentina es el que investiga los abusos cometidos contra niños sordos en institutos de las ciudades argentinas de La Plata y Mendoza. Nicolás Corradi, de 82 años, y Horacio Corbacho, de 56, han sido acusadas de abuso sexual agravado con acceso carnal y sexo oral contra al menos una veintena de niños sordos de entre 10 y 12 años.

Las denuncias de abusos sexuales contra menores cometidos por curas de la Iglesia han obligado al Vaticano a reconocer en reiteradas ocasiones la gravedad de la situación y admitirlo ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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