Antes de que ocurrieran los atentados del 11 de septiembre de 2001, el príncipe Bandar bin Sultan, el entonces embajador saudí en Washington (1985-2005), tuvo una conversación reveladora con el entonces jefe de la agencia exterior de Inteligencia británica (MI6), Richard Dearlove, publica este martes la página web de la cadena libanesa Al-Mayadeen.
Dearlove señaló que el príncipe Bandar le pronosticó que "en un tiempo no muy lejano en el Oriente Medio, Dios coja confesados a los chiíes", según relata un artículo del diario británico Independent, firmado por Patrick Cockburn.
Para Dearlove, el vaticinio de que en el Oriente Medio aparecerían crisis regionales por el príncipe saudí, es una prueba más que involucra a Riad en su papel desempeñado en el apoyo a la confrontación suní dirigida por el grupo terrorista Daesh (acrónimo de EIIL en árabe) contra los chiíes, expone el rotativo.
Estas predicciones hechas en aquel entonces se han transformado a que a día de hoy Arabia Saudí esté implicada de alguna manera en las crisis de Irak, Siria y Yemen, de acuerdo con el exespía británico.
Para el exjefe de MI6, no hay duda sobre la exactitud de la cita del príncipe Bandar, secretario general del Consejo de Seguridad Nacional de Arabia Saudí a partir de 2005 y jefe de Inteligencia General entre 2012 y 2014.
Al mismo tiempo, el texto apunta al hecho de que el financiamiento sustancial y sostenido de donantes privados en Arabia Saudí y Catar, al que las autoridades de estos países pudieron haber hecho la vista gorda, ha jugado un papel central en la aparición de la banda extremista takfirí en las zonas suníes de Irak.
A juicio de Cockburn, este escenario escrito es posible ya que los líderes tribales y comunales en las provincias mayoritarias suníes de Irak están muy endeudadas con los acarreadores saudíes y los de países del Golfo Pérsico, y es poco probable que cooperen con Daesh sin el consentimiento de sus patrocinadores económicos.
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