"Condeno de forma enérgica y rotunda el lanzamiento de la última bomba", ha dicho hoy jueves Karzai en Twitter, en alusión al lanzamiento de más potente bomba no nuclear, llamada GBU-43/B, por parte de EE.UU.
A juicio de Karzai, este tipo de operaciones no forma parte de la supuesta guerra contra el terrorismo, sino que son una utilización "inhumana" del país asiático como "laboratorio de pruebas" de armas "peligrosas".
Condeno de forma enérgica y rotunda el lanzamiento de la última bomba", declara el expresidente afgano Hamid Karzai.
El artefacto conocido como "la madre de todas las bombas" tiene una potencia de 10 toneladas y fue utilizado en la región de Achin, en el sur de la provincia de Nangarhar, en las inmediaciones de la frontera con Paquistán. Un avión MC-130 operado por las Fuerzas Especiales de la Fuerza Aérea de EE.UU. fue el encargado de arrojar la bomba contra supuestas posiciones del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
En Nangarhar, un parlamentario local identificado como Esmatulá Shinwari afirma que los lugareños le han comunicado la muerte de un maestro y su hijo a consecuencia del ataque de EE.UU.
“La explosión pareció un fuerte terremoto”, ha dicho un soldado del Ejército afgano al diario británico The Guardian.
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán so pretexto de luchar contra el terrorismo. La agresión ha causado un enorme coste, más de 768 mil millones de dólares, según las cifras que maneja la oenegé Proyecto de Prioridades Nacionales (NPP, por sus siglas en inglés) sobre el presupuesto federal y el gasto militar de EE.UU.
Asimismo, además del grupo armado Talibán, tras la agresión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) también se ha desarrollado en Afganistán Daesh. Según las autoridades estadounidenses, hay entre 600 y 800 combatientes que luchan en las filas de Daesh en Afganistán.
Desde el inicio de la agresión a Afganistán, EE.UU. trata de controlar la información que se publica sobre la guerra, lo que desencadena en el resurgimiento de tensas relaciones con las organizaciones occidentales, según The Guardian.
En este contexto, el comandante de las fuerzas estadounidenses desplegadas en Afganistán, el general John Nicholson, trata de prohibir o restringir el acceso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a una base militar en Kabul (la capital afgana), añade el informe.
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