"Pido a todas las partes en presencia que dejen el patrimonio cultural fuera del alcance de los conflictos", ha aseverado en un comunicado, exigiendo que cumplan sus "obligaciones internacionales" de modo que "los sitios y edificios del patrimonio cultural no sean blanco de ataques".
Borkova ha tachado de "alarmante" las informaciones que llegan de Yemen sobre los ataques contra la ciudad vieja de Saná, con "serios daños en numerosos edificios históricos", y la ciudad histórica de Saada y el sitio arqueológico de la ciudad preislámica de Baraqish, que "también han sufrido daños considerables".
La jefa de la Unesco ha expresado su especial preocupación "por la información que indica que se han producido ataques aéreos en zonas muy densamente pobladas, como Saná y Saada". "Además del sufrimiento humano, destruyen el patrimonio cultural único de Yemen", ha recordado.
Bokova ha destacado que el patrimonio cultural del país árabe es "único" porque "es depositario de la identidad, la historia y la memoria de la población y representa un testimonio excepcional de los logros de la civilización islámica".
La Unesco ha destacado que la ciudad vieja de Saná fue "edificada en un valle situado a 2.200 metros de altura sobre el nivel del mar hace más de 2.500 años". "En los siglos VII y VIII fue un importante centro de propagación de la religión islámica", un "legado de su esplendoroso pasado político y religioso" atestiguado por sus 103 mezquitas, 14 casas de baños públicos (hammam) y 6.000 viviendas.
"La ciudad vieja de Saná fue restaurada por medio de una campaña iniciada por la Unesco a finales de los años 80 y principios de los 90, gracias a las contribuciones de varios países y al compromiso de largo aliento de la población y el Gobierno yemeníes", ha destacado.
Yemen --ha ensalzado-- "tiene otros dos sitios culturales inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial: la ciudad vieja amurallada de Shibam (inscrita en 1982) y la ciudad histórica de Zabid (inscrita en 1993 y que desde 2000 figura en la Lista del Patrimonio Mundial en peligro)".
Desde el pasado 26 de marzo, Arabia Saudí lanzó una ofensiva militar contra Yemen, sin el aval de las Naciones Unidas, pero con el visto bueno de Washington, en un intento por eliminar del escenario político al movimiento popular Ansarolá y restaurar en el poder al fugitivo expresidente Abdu Rabu Mansur Hadi, un cercado aliado de Riad.
Esta agresión inhumana que tenía como objetivo restaurar en el poder a su cercano aliado, Masur Hadi, se ha cobrado hasta el momento la vida de más de 3500 personas, entre ellas 492 menores y 209 mujeres, mientras ha dejado a otras 6100 heridas.
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