“Denominados intelectuales (…) Deberían haber agradecido a los militares y efectivos policiales que intentan desacreditar. Si esos terroristas logran cumplir con su misión y hacer fracasar (a Ankara), llegarán momentos horrendos para ustedes (…) Nosotros derramaremos su sangre y nos ducharemos con ella”, advirtió un jefe de la mafia turca, Sedat Peker, en su sitio Web (sedatpeker.com), citado el miércoles por el diario local Today´s Zaman.
Denominados intelectuales (…) Deberían haber agradecido a los militares y efectivos policiales que intentaban desacreditar. Si esos terroristas logran cumplir con su misión y hacer fracasar (a Ankara), llegarán momentos horrendos para ustedes (…) Nosotros derramaremos su sangre y nos ducharemos con ella”, advierte un jefe de la mafia turca, Sedat Peker.
El año pasado, declaraciones similares, Peker se dirigió a una multitud en una marcha “antiterrorista” en la ciudad norteña de Rize y dijo que los que critican al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su Partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) pagarán un alto precio.
“Derramaremos barriles y barriles de sangre (de los kurdos)”, había advertido en ese entonces.
El domingo, 1128 académicos de 89 universidades de Turquía exigieron al Gobierno que ponga fin a la violencia e reinicie las conversaciones de paz con los grupos kurdos, entre ellos, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus iniciales kurdas).
Esa petición también conllevó reacciones airadas de Ankara. El lunes, Erdogan llamó “traidores” a los signatarios de la petición y les acusó de ser la “quinta columna” de los poderes extranjeros que intentan socavar la seguridad nacional del país.
“Llamo a todas nuestras instituciones: Cualquier persona que se beneficia de este Estado pero ahora es el enemigo del Estado debe ser castigado sin más demora”, indicó el mandatario de Turquía.

Después de esas declaraciones, el Consejo de Educación Superior de Turquía (YÖK, por sus siglas en turco) inició la tarea de despedir a los académicos por haber buscado la paz. Algunos de los cuales, según la fuente, incluso se enfrentan a cargos criminales.
La entidad educativa acusa a los académicos de “apoyar el terrorismo” y alega que, debido a su profesión y su estatus social, estos no pueden quedar impunes ante sus “errores”.
YÖK, no obstante, no tiene suficiente autoridad para castigar directamente a este grupo de élites turco aunque puede ejercer presiones a las universidades para que actúen contra los firmantes de la misiva.
El Gobierno de Erdogan, que es objeto de duros cuestionamientos por las políticas que adopta tanto a nivel nacional como regional, enfrenta a los críticos, ya sean periodistas, televisiones o académicos, con detenciones, cárcel y despidos.
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