"ACNUR pide a los gobiernos del sureste asiático que fortalezcan las operaciones de búsqueda y rescate y que mantengan abiertas sus fronteras, ante las informaciones de que miles de personas han sido abandonadas entre el mar de Andamán y el estrecho de Malacca".
"ACNUR pide a los gobiernos del sureste asiático que fortalezcan las operaciones de búsqueda y rescate y que mantengan abiertas sus fronteras, ante las informaciones de que miles de personas han sido abandonadas entre el mar de Andamán y el estrecho de Malacca", afirmó el portavoz de la ONU, Adrian Edwards.
Edwards reveló que, de acuerdo con la ONG tailandesa Arakan Project, "miles de personas --la mayoría serían rohingya y bangladeshíes-- podrían estar a la deriva tras haber sido abandonados por las mafias para evitar ser arrestados después de las recientes operaciones de seguridad llevadas a cabo por Tailandia y Malasia".
"Diversas fuentes también nos han alertado de que podría haber más barcos de este tipo en toda la región, que aún estarían a la espera de ser localizados y rescatados", apuntó, de acuerdo con un comunicado de ACNUR.
La organización internacional recalcó que las operaciones de salvamento marítimo impulsadas por los países ribereños son vitales debido "al debilitado estado de los inmigrantes, después de días, incluso probablemente semanas, con poca comida y agua".
Edwards aprovechó para recordar a estos países que entre los inmigrantes también hay solicitantes de asilo, por lo que, "la primera necesidad debe ser la asistencia humanitaria seguida de la identificación de las personas que reclaman protección internacional".
"Advertimos en contra de la detención indefinida de los rescatadas, que deben tener acceso a los derechos y los servicios básicos, lo que incluye la reunificación familia, el alojamiento, la asistencia sanitaria y, cuando sea posible, el derecho a trabajar mientras llegan las soluciones a largo plazo", ha aclarado.
ACNUR llamó la atención sobre el caso de los rohingyas, una minoría étnica de mayoría musulmana que habita en el norte de Myanmar (Birmania) y que --según denuncian las ONG-- es víctima de la discriminación y de los ataques de la población local.
Edwards recordó el reciente rescate de 1.093 personas, muchos de ellos rohingya, que llegaron en un bote a la deriva a las costas de Langkawi, en Indonesia.
"Estamos preparados para ayudar a abordar las causas de este flujo migratorio, incluida la solución de las cuestiones de ciudadanía de los rohingyas", reiteró.
Durante los últimos años, la violencia sectaria existente en Myanmar ha obligado a miles de los musulmanes rohingyas, considerada la minoría más oprimida del mundo según la ONU, a huir para salvar sus vidas.
Muchos de ellos son víctimas de trata de personas. El ejemplo más reciente ha ocurrido en Tailandia, cuando hace unos días el Gobierno tailandés afirmó el hallazgo de decenas de fosas comunes llenas con cadáveres de musulmanes rohingyas que trataban de refugiarse en ese país huyendo de los ataques de los budistas birmanos.
Unos 800 000 musulmanes rohingyas viven Myanmar, aunque las autoridades del país les niegan la ciudadanía porque los consideran inmigrantes bengalíes.
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