En reiteradas ocasiones, Moscú ha advertido a Washington sobre el suministro de armas a Ucrania, ya que cree este paso solo conducirá a una escalada del conflicto.
"De acuerdo a nuestra información, esas armas (estadounidenses) ya están en Ucrania. Su uso puede aumentar el número de víctimas, pero no va a cambiar la situación", aseguró el mandatario ruso en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en Budapest, capital húngara.
En sus palabras reiteró que el conflicto en el este de Ucrania no se resuelve militarmente y en este sentido, expresó su esperanza sobre la aplicación más rápida del acuerdo de Minsk en su forma completa, en especial, la realización de una reforma constitucional que prometió Kiev para dar la autonomía a las regiones orientales de Donetsk y Lugansk.
Asimismo, exhortó a las fuerzas gubernamentales sitiadas en Debáltsevo a deponer las armas mientras que urgió a las autoridades ucranianas a no obstaculizar el proceso. Por otra parte, pidió a los independistas que permitan a las tropas ucranianas abandonar la localidad.
En reiteradas ocasiones, Moscú ha advertido a Washington sobre el suministro de armas a Ucrania, ya que cree este paso solo conducirá a una escalada del conflicto.
El 6 de febrero, el país norteamericano declaró que estudia la posibilidad de prestar ayuda militar directa a Ucrania.
Sobre el caso, el primer vicepresidente del partido ‘Rusia Justa’, Mijaíl Yemelyánov, aseguró el martes que la medida convertirá a Kiev en un “terrorista internacional”.
“Dentro de cierto tiempo estas armas llegarán a Ucrania y el país se irá transformando en un terrorista internacional dispuesto a combatir a Rusia, un terrorista pobre, hambriento, pero listo para ir a la guerra”, advirtió el parlamentario.
Las relaciones entre Rusia y EE.UU. empeoraron a raíz de la crisis ucraniana. EE.UU., la Unión Europea (UE) y otros países occidentales han impuesto varias rondas de sanciones económicas a Rusia, tanto contra individuos y organizaciones, como contra los sectores bancarios, energéticos y de defensa, ya que acusan a Moscú de intervenir en los asuntos de Ucrania.
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