Al menos 19 personas perecieron y más de 60 resultaron heridas en las explosiones que sacudieron el pasado 13 de febrero, una mezquita chií en la ciudad paquistaní de Peshawar (noroeste), en momentos en que los musulmanes se encontraban dentro del recinto celebrando el rezo colectivo del viernes.
Dos semanas antes de la citada fecha, otras 61 personas murieron y otras decenas sufrieron heridas en un atentado con bomba contra otra mezquita chií en el sur del país.
Un manifestante aseguró que los paquistaníes no tienen miedo de condenar en público los atentados terroristas porque los extremistas “nos matan de todas formas (...) No les importa si estamos rezando en nuestras mezquitas o no (...) ¿Por qué no morir pidiendo nuestros derechos?”, aseguró.
Una partícipe expresó tristeza por esa situación y preguntó ¿Cuántas personas más ellos piensan matar y bajo qué pretexto?”.
Los manifestantes además destacaron la importancia de movilizarse los días 16 de cada mes, para presionar a las autoridades de Islamabad que esclarezcan su posición y reaccionen ante esa situación.
De igual manera aseguraron que no olvidarán el asesinato de los inocentes, ni permitirán que se olvide, sea dos el número de víctimas o 20.000.
El pasado 16 de diciembre de 2014, los terroristas protagonizaron el peor ataque terrorista en Paquistán y mataron a más de 140 personas, la mayoría niños, en un colegio bajo control militar en Peshawar.
El asesinato de los musulmanes chiíes en Paquistán se ha convertido en una de las actividades terroristas de los insurgentes.
Según los datos publicados por el Centro de Investigación y Estudios sobre la Seguridad Paquistaní, durante 2013, unos 6000 efectivos y civiles de esa nacionalidad habían perdido la vida en las ofensivas llevadas a cabo por los terroristas.
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