El actual gabinete israelí es un gabinete de extrema derecha que se formó en base al rechazo total de cualquier negociación que pueda conducir a la creación de un Estado soberano palestino
"El actual gabinete israelí es un gabinete de extrema derecha que se formó en base al rechazo total de cualquier negociación que pueda conducir a la creación de un Estado soberano palestino", ha declarado Al-Maliki en una entrevista concedida este martes a la radio palestina.
Según han reportado medios de comunicación, el miércoles pasado, en un encuentro con la jefa de la Diplomacia de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, Netanyahu alegó que quiere reanudar las conversaciones con los palestinos para llegar a una serie de acuerdos sobre el futuro de algunos asentamientos que el régimen de Israel tiene la intención de anexionarse en cualquier acuerdo de paz futuro.

El canciller palestino, asimismo, ha acusado a Netanyahu de seguir una "política de la mentira" con el objetivo de convencer a la comunidad internacional, en especial a la UE, de que su gabinete no tiene intención alguna de dar continuidad a la construcción de los asentamientos, algo que había negado durante su campaña electoral.
En su campaña electoral, Netanyahu había afirmado que si ganaba, no habría Estado palestino, pues su gabinete incluye a ministros contrarios a que los palestinos tengan su propio país.
“Él solo quiere ganar tiempo y salir del aislamiento internacional que se ha impuesto a sí mismo por sus recientes declaraciones", ha agregado Al-Maliki.
Para las autoridades palestinas, las afirmaciones de Netanyahu sobre su compromiso con la solución de dos estados y la voluntad de negociar con los palestinos qué colonias va a quedarse el régimen de Israel "no son nuevas", ha subrayado el jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat.

Erekat ha recalcado que Netanyahu "tendría que respetar las obligaciones de Israel, que incluyen detener la construcción de asentamientos y la puesta en libertad de los presos palestinos".
Los asentamientos israelíes son considerados ilegales por las Naciones Unidas y la mayoría de los países, porque los territorios fueron arrebatados por el régimen de Tel Aviv a Palestina en la llamada Guerra de los Seis Días (1967), y por lo tanto, la construcción en estas tierras ocupadas es un acto prohibido por las Convenciones de Ginebra.
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