Los residentes de la región han informado a medios de comunicación de que recibieron en la víspera una orden del ejército israelí para que demuelan sus propios hogares.
Los dirigentes israelíes afirman que buscan construir más viviendas, consideradas ilegales según la ley internacional, y estructuras militares en el lugar, en el marco de sus políticas expansionistas que desplazaría a miles de personas.
Unos 160.000 beduinos viven, en su mayoría, en condiciones de extrema pobreza en aldeas en el desierto de Néguev. La mitad de las aldeas no son reconocidas por el régimen israelí, por lo tanto, no tienen acceso a servicios públicos.
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