Casi 5,9 millones de israelíes están convocados a esos comicios en los que se elegirán 120 diputados en más de diez mil centros de votación.
Momentos después de depositar su voto, Netanyahu ha dicho que si los resultados de los comicios son a favor de su partido, Likud, encargará inmediatamente al líder del partido ultranacionalista Hogar Judío, Naftalí Benett, a formar el nuevo gabinete.
Sin embargo, ha aclarado que no permitirá al Partido Laborista, liderado por Isaac Herzog, que tome parte en el futuro gabinete.
Varias encuestas indican que la alianza de centro-izquierda Unión Sionista, encabezada por Isaac Herzog y Tzipi Livni, conseguirá entre 24 y 26 de los 120 escaños del parlamento israelí mientras que el Likud alcanzará entre 20 y 22 asientos.
La campaña electoral se centró en los problemas socio-económicos en los territorios ocupados, tales como el alto costo de vida. Herzog y Livni, han acusado a Netanyahu de utilizar el tema de seguridad para distraer la atención pública de los problemas económicas y sociales.
La semana pasada, el propio Netanyahu reconoció que su partido corre el riesgo de perder las elecciones y tachó de "un peligro real" a la Unión Sionista.
Además, Netanyahu acusó al Occidente, especialmente los gobiernos escandinavos, de haber gastado millones de dólares para evitar su permanencia en el poder.
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