En apoyo a los ciudadanos negros, víctimas de los disparos y la violencia de la policía, los manifestantes, entre ellos grupos de activistas de derechos humanos y familiares del afroamericano Christian Taylo, baleado el 7 de agosto por un agente de la policía de Texas, salieron a las calles y marcharon hasta el palacio de justicia del condado de Tarrant.
El derecho es algo que no te dan, sino que se toma", dijo Dominique Alexander, presidenta de la Red de Acción de la Siguiente Generación.
Los participantes en el acto de protesta insistieron en el hecho de no quede impune la muerte de Taylor, quien perdió la vida tras ser tiroteado a manos del agente de la policía Brad Miller, por un supuesto robo.
"El derecho es algo que no te dan, sino que se toma", afirmó Dominique Alexander, presidenta de la Red de Acción de la Siguiente Generación, un grupo de derechos civiles, que estaba presente en la marcha.
En la organización de la marcha también colaboró el capítulo local de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos de EE.UU., grupo de derechos civiles que en reiteradas ocasiones ha denunciado la brutalidad policial en el país norteamericano contra los afroamericanos e hispanos.
Tras la muerte de Taylor, las imágenes de cámaras de seguridad mostraron que el joven afroamericano estaba desarmado en el momento del incidente.
La muerte de Taylor se produjo dos días antes del aniversario de la muerte de otro conocido afroamericano desarmado Michael Brown, de 18 años, en la ciudad estadounidense de Ferguson (estado de Misuri).
La postura antirracista de los policías blancos de EE.UU. ante los hombres y las mujeres afroamericanos no es un fenómeno raro.
Michael Brown (9 de agosto de 2014), Eric Garner (17 de julio de 2014), Dontre Hamilton (30 de abril de 2014), Thaddeus McCarroll (18 de abril de 2015), Freddie Gray (19 de abril de 2015), son algunos de los muchos casos de muertes por estas causas de violencia de las fuerzas de seguridad norteamericanas contra las minorías raciales.
El pasado septiembre, el presidente de EE.UU., Barack Obama, reconoció el amplio racismo de las autoridades policiales y el sistema de justicia del país, admitiendo que la “lucha contra la discriminación racial aún no ha terminado”.
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