Conforme a las declaraciones ofrecidas el jueves por la Oficina de Administración de Personal (OPM, por sus siglas en inglés) de EE.UU., la principal afectada del ciberataque, más de 19 millones de personas que habían solicitado un estudio de sus antecedentes fueron víctimas del pirateo masivo.
Esta mañana (viernes) presenté mi dimisión al presidente (Barack Obama), que la aceptó”, informa la jefa de la OPM tras el ciberataque.
La OPM, asimismo, dejó claro que los piratas informáticos tuvieron acceso a datos delicados de casi dos millones de personas que no eran solicitantes, como la esposas u otros familiares.
Ante las presiones gubernamentales, la jefa de la OPM, Katherine Archuleta, se ha visto obligada este viernes a presentar su dimisión.
“Esta mañana (viernes) presenté mi dimisión al presidente (Barack Obama), que la aceptó”, ha recalcado en un comunicado Archuleta.

Según las declaraciones de la titular estadounidense, ha renunciado a su puesto con el fin de allanar el camino para que “la agencia supere sus desafíos actuales”. La Administración estadounidense adujo que este ataque se trata de un incidente “distinto, pero relacionado” con otro de pirateo que afectó los datos de cuatro millones de funcionarios federales a principios de junio.
En aquel entonces, muchos medios de comunicación estadounidenses apuntaron hacia China, que denunció que estas alegaciones eran “irresponsables y sin fundamento”.
Durante los últimos años, los piratas cibernéticos han realizado varios actos contra importantes páginas Web estadounidenses; entre ellas la red informática del Pentágono, las cuentas de Twitter y Youtube del Mando Central (USCentcom) y la cuenta de Twitter de la revista Newsweek.
En junio, también, un grupo de hackers logró acceder a datos de 4 millones de funcionarios del país norteamericano.
Washington suele acusar a China y Rusia de estar involucradas en los actos de piratería informática que ocurren en el país norteamericano, algo que rechazan las autoridades de Pekín y Moscú.
Sea como sea, tales ataques cibernéticos ponen de relieve la debilidad de los sistemas de protección de datos de EE.UU., según los analistas.
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