El juicio debía comenzar a las 09:00, hora local, (7:00 GMT) pero se retrasó y quedará reducido a una corta audiencia formal, pues el exnuncio no estará presente al haber sido hospitalizado, según fuentes vaticanas.
Por ello, han anunciado, fijarán una nueva fecha para enjuiciar a Wesolowski, acusado de abuso sexual de menores desde 2008 hasta 2013, de haber pagado para mantener relaciones sexuales con menores, de pornografía infantil en 2013, y de haber descargado miles de fotografías de contenido pedopornográfico en Internet, este último delito fue introducido en la legislación vaticana por el papa Francisco en 2013.
En cuanto a las acusaciones de abusos sexuales, se basan en testimonios recogidos por las autoridades competentes de Santo Domingo (capital de la República Dominicana), ha precisado el Vaticano, mediante un comunicado emitido antes del juicio.
De acuerdo con la Santa Sede, en los últimos meses, el polaco Wesolowski sufría problemas de salud, sin que se sepa de qué tipo, por lo que actualmente está ingresado en “cuidados intensivos”.
El juicio de Wesolowski, de 66 años que se encuentra bajo arresto domiciliario en el Vaticano desde el pasado 22 de septiembre, será el primer proceso canónico por pederastia en la Santa Sede.
De ser declarado culpable, Wesolowski enfrentará penas de al menos siete años de prisión, han indicado las fuentes.
El año pasado, el papa Francisco designó una comisión de representantes, conformada por cardenales y obispos, que se encargaría de trabajar en las impugnaciones a sacerdotes acusados de abusos sexuales a menores de edad.

El pasado 6 de mayo de 2014, el observador permanente del Vaticano ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el arzobispo Silvano Tomasi, anunció que la Iglesia Católica había destituido a 848 sacerdotes por abusar de menores en los últimos diez años.
En recientes años, la Iglesia católica ha visto seriamente dañada su imagen por diversos escándalos relacionados con casos de pederastia; delito que la mayoría de las veces ha quedado oculto bajo el silencio de los arzobispos locales y el propio Vaticano, y que ha provocado la pérdida de la confianza del pueblo en esta institución.
Los abusos sexuales a menores, cometidos por curas de la Iglesia, han obligado al Vaticano a reconocer la gravedad de la situación y admitir ante la ONU que no hay excusas para los pederastas.
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