La comunidad internacional en vez de culpar a Birmania de todos estos problemas (...) estos asuntos deberían ser resueltos por los socios regionales", dice el ministro de Información de Myanmar.
El ministro de Información de Myanmar, Ye Htut, ha expresado que su Gobierno entiende “la inquietud de la comunidad internacional”, al mismo tiempo que ha argumentado que no es el único país responsable de esta crisis.
En una conferencia de prensa celebrada en la ciudad de Rangún, antigua capital, Ye Htut ha subrayado que la comunidad internacional “en vez de culpar a Birmania de todos estos problemas (...) estos asuntos deberían ser resueltos por los socios regionales”.
En este sentido, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, se ha declarado muy preocupado por la situación y recordado a los países de la región que están obligados a rescatar a quienes estén en peligro.
Por otra parte, el primer ministro malasio, Nayib Tun Razak, en una conversación telefónica mantenida el domingo con Ban Ki-moon, calificó de una “catástrofe humana” la situación de esa minoría en Myanmar.
Malasia, Indonesia y Tailandia se encuentran bajo presión de las naciones del mundo para que rescaten a miles de rohingya y bangladesíes atrapados desde hace semanas en barcos en medio del mar del sudeste asiático.
Según activistas y organizaciones mundiales, unas ocho mil personas podrían encontrarse a la deriva en embarcaciones sobrecargadas, mientras pierden la vida por hambre y enfermedades, después de que fueran abandonadas por los traficantes.
Cada día es mayor la población musulmana que decide huir de Myanmar hacia los territorios de los países vecinos. Malasia e Indonesia son considerados como los principales destinos de los musulmanes rohingyas. Desde el año 2012, la minoría musulmana es objetivo de constantes ataques de budistas extremistas de Myanmar. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) los considera como la minoría “más oprimida” del mundo.
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