Las fuentes tribales, citadas por Al-Mayadeen, han confirmado que miembros armados de una tribu asentada en la provincia yemení noroccidental de Saada atacaron a tiros a la Compañía Petrolera Árabe, conocida como Aramco, ubicada en la rica región de Asir, en el sur de Arabia Saudí.
Hasta el momento no se ha reportado sobre los posibles daños provocados por los ataques.
En otro ataque, esta vez con proyectiles de mortero, las fuerzas tribales yemeníes apuntaron contra una base militar, ubicada en Yazán, provincia suroccidental de Arabia Saudí, y como consecuencia una persona perdió la vida y varias más resultaron heridas.
Esta misma jornada, el movimiento popular yemení Ansarolá ha asegurado haber derribado un avión F16 de la Fuerza Aérea de Marruecos, cuando bombardeaba la provincia de Saada, declarada por Riad como un “objetivo militar”.
Estas ofensivas tribales se han producido después de que cazas del régimen saudí atacaran varias ciudades yemeníes, dejando decenas de muertos y centenares de heridos.
Tal ha sido la gravedad de la situación que los hospitales han llamado al pueblo a donar sangre para evitar la muerte de decenas de lesionados.
La lluvia de bombas saudíes cae a pesar de que Ansarolá aceptó el domingo una propuesta saudí de un alto el fuego de cinco días, que deberá comenzar mañana, martes.
El pasado 26 de marzo, Arabia Saudí inició una ofensiva militar contra Yemen, sin el aval de la ONU pero con visto bueno de Washinton, en un intento por eliminar de la ecuación al movimiento popular Ansarolá y restaurar en el poder al expresidente fugitivo Abdu Rabu Mansur Hadi, un estrecho aliado de Riad.
El sábado, el coordinador humanitario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Yemen, Johannes Van Der Klaauw, denunció que las incursiones aéreas de Arabia Saudí en Yemen constituyen una violación de los derechos internacionales.
Por su parte, el HRW ha acusado a Arabia Saudí de utilizar bombas de racimo y de fósforo blanco durante sus ataques aéreos, cuyo uso fue prohibido en un convenio en 2008.
La agresión saudí a Yemen ha dejado hasta el momento más de 9700 víctimas, entre muertos y heridos, incluidos mujeres y niños.
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