El sábado, Arabia Saudí anunció la ejecución de un número de prisioneros, incluido el prominente líder chií por, supuestamente, instigar a la violencia sectaria y ayudar a las células terroristas. La noticia ha provocado una ola de condena y protestas a nivel internacional por parte de diferentes gobiernos, organizaciones y grupos.
La pena de muerte puede ser sólo impuesta si se han cumplido una serie de requerimientos de procedimiento y se ha llevado a cabo un juicio justo”, dice el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Zeid Raad al-Husein.
En este sentido, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Zeid Raad al-Husein, por su parte, tras lamentar por lo sucedido, ha rechazado este domingo las acusaciones impuestas contra los condenados afirmando que el clérigo chií no estaba acusado de ningún crimen grave que pudiera justificar su ejecución.

Al-Husein reitera que la pena capital sólo puede ser impuesta en casos en que el condenado haya cometido crímenes muy graves, como el asesinato, y pone en duda el respeto de las garantías procesales de los condenados por parte de las autoridades saudíes.
“La pena de muerte puede ser sólo impuesta si se han cumplido una serie de requerimientos de procedimiento y se ha llevado a cabo un juicio justo”, ha apuntado el titular de la ONU en referencia a un inapropiado proceso judicial que al parecer legalizó la ejecución de los mencionados críticos del régimen de Al Saud.
Por otra parte, se ha mostrado extremadamente preocupado por el alto número de ejecuciones en Arabia Saudí en el último año, con al menos 157 documentadas en 2015, comparado con las 90 de 2014, la cifra más elevada desde 1995.
“Ahora vemos, solo en un día, casi un tercio de la cifra total de las ejecuciones durante el 2015 (…) Esto resulta muy preocupante, especialmente cuando nos damos cuenta de que algunos de los sentenciados a muerte fueron acusados de delitos menores o no violentos”, ha agregado.
El sheij Al-Nimr fue detenido el 8 de julio de 2012 tras ser herido de bala. El eminente clérigo fue condenado a la pena capital el 15 de octubre de 2014 por defender los derechos de los prisioneros y desobedecer a la familia real que rige el rico país árabe, y tras la sentencia Amnistía Internacional (AI) instó al régimen de Al Saud a anular “de inmediato” la condena a muerte.
En la misma jornada del domingo, el líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ha condenado enérgicamente la ejecución en Arabia Saudí del destacado clérigo chií, y ha advertido a las autoridades de este régimen que pagarán “muy pronto” por este crimen.
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