HispanTV encuentra a este hombre, también refugiado, que fue testigo directo del drama de los Kurdi. De madrugada escuché gritos procedentes del mar pidiendo socorro, dice. Cogí una linterna y pedí ayuda, pero nadie vino.
Al poco llegaron los guardacostas y más tarde apareció el niño muerto en la playa. Me sentí muy mal, pensé que podría ser mi hijo, añade. Este refugiado es uno de los cerca de mil que cada día intentan cruzar desde esta costas turcas hasta la cercana isla griega de Kos. La mayoría lo consiguen, pero otros mueren en la peligrosa travesía.
Junto a Aylan, siete niños más murieron ahogados en la misma noche cuando sus barcos volcaron. Quienes van a cruzar deben pagar cerca de 2000 dólares por persona a las mafias de contrabandistas para hacerse a la mar. Cruzan esta distancia marítima hacia aquella isla del fondo, algo más de seis kilómetros, en barcos en muy malas condiciones.
La mayoría de refugiados que intentan hacerse a la mar proceden de Siria, un país que lleva más de cuatro años en guerra. También hay personas llegadas de otros puntos de Oriente Medio y del sureste asiático. Todos, nos cuentan, solo desean ganarse una vida más tranquila en un país europeo, que les permita asegurarse un futuro próspero.
Lluís Miquel Hurtado, Bodrum
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