“Las imágenes de las mujeres y los niños pequeños agredidos con cañones de agua y gas lacrimógeno en la frontera de Hungría con Serbia son verdaderamente impactantes”, ha manifestado este jueves el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al-Husein.
Las imágenes de las mujeres y los niños pequeños agredidos con cañones de agua y gas lacrimógeno en la frontera de Hungría con Serbia son verdaderamente impactantes”, manifiesta el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al-Husein.

Dos días después de que Budapest cerrara completamente la frontera con Serbia para evitar la entrada de refugiados, la Policía húngara lanzó el miércoles gases lacrimógenos y empleó cañones de agua contra un grupo de refugiados que intentaba cruzar la frontera del país con Serbia.
Al calificar las acciones de Hungría de "crueles, y en algunos casos ilegales", Al-Husein ha insistido en que tras el comportamiento del Gobierno húngaro parecen esconderse "visiones xenófobas y antimusulmanas".
Anteriormente, el director general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo estar “impactado” por la “inaceptable” respuesta de las autoridades húngaras a la crisis de refugiados.
Por otra parte, el Gobierno de Hungría se ha mostrado “indignado” por las críticas de Ban, tachando de “agresivos” a los refugiados reprimidos brutalmente por la Policía.
Este jueves, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) ha comenzado una campaña denominada "Proteger la humanidad - Poner fin a la indiferencia" a fin de exigir “trato humano” a los refugiados en Europa.
Según el último informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), unos 432.761 solicitantes de asilo han cruzado el Mediterráneo desde enero y cerca de 2748 han muerto o están desaparecidos.
rba/ktg/nal