“El secretario de Estado dijo claramente que si tales informaciones eran exactas, esa iniciativa podía provocar una escalada del conflicto”, ha comunicado el Departamento de Estado norteamericano sobre la llamada.
El secretario de Estado dijo claramente que si tales informaciones eran exactas, esa iniciativa podía provocar una escalada del conflicto", ha comunicado este sábado el Departamento de Estado de Estados Unidos.
El Departamento ha mencionado supuestas “informaciones que evocan un inminente incremento del poder militar ruso” en Siria, de las que el responsable estadounidense habría hablado con Lavrov.
EE.UU. afirma que la presencia militar rusa en Siria “podría provocar más pérdidas de vidas inocentes, un aumento del flujo de refugiados y un riesgo de confrontación con la coalición contra el Estado Islámico —en referencia a la banda terrorista tafkirí EIIL (Daesh, en árabe)— que opera en Siria”.
La supuesta coalición contra EIIL, liderada por Washington lleva a cabo desde hace un año bombardeos en Siria e Irak sin autorización expresa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), sin embargo, su eficacia contra la organización takfirí ha sido puesta en entredicho por numerosos actores y observadores. Moscú la considera un pretexto para la injerencia.
La iniciativa diplomática de la Casa Blanca, confirmada por el Kremlin, contrasta con la reciente negativa expresa del presidente ruso, Vladimir Putin, a plantear de momento una acción militar rusa en Siria, mientras que la prensa francesa evoca una posible ofensiva del Ejército francés, no desmentida.

Por su parte, el Kremlin ha preferido enfatizar, en su informe sobre la llamada transmitido por Sputnik, en el aspecto positivo del acuerdo entre Lavrov y Kerry sobre la continuación de la colaboración para solucionar el conflicto en Siria.
Los cancilleres discutieron una posible cooperación para “apoyar los esfuerzos de las Naciones Unidas (ONU) y establecer un proceso político en Siria de acuerdo con el comunicado de Ginebra con fecha del 30 de junio de 2012”.
El comunicado en cuestión, secundado por el entonces enviado de paz de la ONU, Kofi Annan, Lavrov, sus entonces homólogos estadounidense y británico —Hillary Clinton y William Hague, respectivamente— y un representante de China, afirma la necesidad de un “organismo de gobierno de transición” con participación de las autoridades de Damasco y de la oposición siria.
El Departamento de Estado estadounidense ha confirmado que Washington y Moscú continuarán conversando a finales de septiembre en Nueva York (noreste de EE.UU.) al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU).
La difusión en los medios de comunicación de masas, el jueves, de dramáticas imágenes de refugiados sirios ahogados al tratar de alcanzar territorio de la Unión Europea (UE) ha relanzado en círculos atlantistas la discusión sobre una teórica intervención militar extranjera en Siria.
El mismo día, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, se pronunció a favor de una ofensiva militar en Siria en lugar de medidas de acogida de los refugiados que huyen de la barbarie de Daesh.
El 21 de agosto —más de diez días antes de la difusión de las impactantes fotografías—, el Gobierno sirio había anunciado su visto bueno a una propuesta de Moscú para construir una segunda base militar rusa en el país árabe, en la ciudad costera de Yable.
Tanto Rusia como Irán han reiterado en múltiples ocasiones que apoyarán a Siria hasta que esta nación árabe consiga expulsar a todos los terroristas de su territorio.
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