Me preocupa que futuros empleadores puedan ver eso y se hagan una idea equivocada, pero aun así mantengo mi militancia, no me voy a dejar intimidar por extremistas racistas, dice la joven cineasta judía estadounidense Rebecca Pierce.
“Me preocupa que futuros empleadores puedan ver eso y se hagan una idea equivocada, pero aun así mantengo mi militancia, no me voy a dejar intimidar por extremistas racistas”, dice la joven cineasta judía estadounidense Rebecca Pierce en declaraciones publicadas el miércoles por el diario británico The Guardian.
Pierce es una de la cincuentena de personas que la página Canary Mission identifica, señalando con mucho detalle las organizaciones a las que pertenecen, las actividades que desarrollan en defensa de Palestina y las universidades en las que estudian o enseñan.
“Lo de centrarse en jóvenes y estudiantes es un esfuerzo por decirle a la gente que posicionarse políticamente tiene un coste”, opina el fundador de la página propalestina The Electronic Intifada, Ali Abunimah, que califica la táctica de “un esfuerzo por castigar y disuadir a la gente de que defiendan aquello en lo que creen”.
Lo de centrarse en jóvenes y estudiantes es un esfuerzo por decirle a la gente que posicionarse políticamente tiene un coste. Es un esfuerzo por castigar y disuadir a la gente de que defiendan aquello en lo que creen, estima el militante palestino Ali Abunimah.
“Es nuestro deber asegurarnos de que los radicales de hoy no serán los empleados de mañana”, proclama por su parte un vídeo explicativo de la página.
Pero la exhibición hostil de las actividades de los simpatizantes activos de Palestina contrasta con la meticulosa opacidad de la propia página denunciante, que guarda silencio sobre el personal que la gestiona, sus financiadores y sus simpatizantes.
Incluso, como destacaba también el miércoles el diario israelí Haaretz, está registrada “de forma que sus propietarios queden ocultos” en el barrio del Bronx de Nueva York, en el noreste de EE.UU.
La mayor parte de las denuncias de la página Web se orientan contra el pujante movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra la ocupación sionista de Palestina, cuyo éxito creciente ha activado una campaña mediática de difamación de notables dimensiones en Estados Unidos, e incluso medidas legislativas y políticas para impedir la difusión del boicot antisraelí.
El movimiento BDS tiene como objetivo el fin de la ocupación israelí y de la colonización de las tierras palestinas, la plena igualdad de los ciudadanos palestinos y el respeto del derecho al retorno a su patria de los refugiados palestinos, entre otros.
Las pérdidas causadas al régimen israelí por el BDS desde su creación, en julio de 2005, se han evaluado en casi 15 mil millones de dólares.
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