Los ataques se llevaron a cabo contra presuntos militantes talibanes en la provincia oriental de Nangarhar, según indicaron funcionarios afganos locales.
Las bajas fueron causadas después de que los drones pertenecientes a las Fuerzas Armadas estadounidenses se dirigieron hacia los escondites de los milicianos, cerca de la frontera entre Afganistán y Paquistán en Nangarhar.
Las autoridades locales confirmaron que al menos 26 personas perdieron la vida en los ataques.
El grupo Talibán no ha comentado nada hasta el momento, sobre estos ataques.
El 29 de julio, al menos 15 personas murieron y varias más resultaron heridas en una serie de ataques similares en la misma provincia.
Los EE.UU. utilizan regularmente drones para ataques aéreos y misiones de espionaje en Afganistán, así como en el cinturón tribal del noroeste de Paquistán, cerca de la frontera con Afganistán, entre otros lugares.
Mientras Washington afirma que los objetivos de los ataques son milicianos, testigos afirman que, en la mayoría de los casos, los civiles han sido víctimas de estas incursiones aéreas.
Los EE.UU. han estado llevando a cabo operaciones con aviones no tripulados en varios países, entre ellos Afganistán, sin la autorización de la ONU.
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