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Publicada: sábado, 22 de noviembre de 2014 7:51
Actualizada: jueves, 10 de diciembre de 2015 9:26

Las fuerzas de seguridad togolesas atacaron el viernes, con balas de goma y gases lacrimógenos, una multitudinaria manifestación celebrada en la capitalina ciudad de Lomé contra una eventual reelección del presidente del país, Faure Gnassingbe. “No sabemos qué ha ocurrido. Los jóvenes estaban hablando con las fuerzas de seguridad para entrar en el Palacio de la Independencia (...) Después de un rato, la Policía ha comenzado a disparar”, explicó Eric Dupuy, miembro del partido opositor Alianza Nacional para el Cambio. Los manifestantes solicitaban al Gobierno togolés fijar una fecha final para el mandato de Gnassingbe, según la cual el actual presidente debería dejar el cargo en 2015. Pese a que la marcha de los togoleses había sido autorizada para que finalizase con un mitin en el paseo marítimo de Lomé, los manifestantes se desviaron de su ruta y se dirigieron al Parlamento, donde agentes de la Policía les bloquearon el paso y les atacaron. Como consecuencia de esa medida represiva, aseguró Dupuy, dos partidarios de la oposición han resultado heridos: a uno de ellos le han arrancado una oreja. Con respecto a esta situación, el ministro de Seguridad y Protección Civil de Togo, Damehane Yark, anunció su firme decisión de adoptar las medidas que crea oportunas e impedir que los opositores tomen el Parlamento. En 2005 y tras la muerte de su padre, Gnassingbe Eyadema, que dirigió el país durante 38 años, Faure Gnassingbe llegó al poder con apoyo militar. Para la Organización de la Unidad Africana (OUA), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE), ese proceso de sucesión es categorizado como un golpe de Estado. Faure Gnassingbe dimitió debido a las presiones internas, pero fue reelegido en 2010. Los límites contra el mandato presidencial fueron eliminados de la Constitución togolesa en 2002. A principios de 2014, los parlamentarios elaboraron un proyecto de ley para reintroducirlos, empero fue rechazado por los miembros del partido del presidente, que forman una fuerte mayoría en el Parlamento de ese país africano. tas/anz