Publicada: sábado, 6 de abril de 2024 13:44

El líder de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, se dirigió al público el pasado viernes 5 de abril con motivo del Día Mundial de Al-Quds, una jornada anual de manifestaciones propalestinas, instaurada por la República Islámica de Irán.

Por: Xavier Villar

Nasralá comenzó su discurso hablando sobre el ataque israelí contra la embajada iraní en Damasco y la necesidad de recordar a los “mártires provocados por el ataque sionista”. En este contexto, es importante destacar que tanto para Hezbolá como para la República Islámica, la categoría de martirio se fundamenta en el paradigma de la llamada yihad defensiva. Para Hezbolá, la yihad implica la defensa de la causa de Dios, que se define, por extensión, como la causa de los oprimidos que defienden lo sagrado, el Islam y los valores que el grupo considera como “valores de la humanidad”. Es esta idea de defender la causa de Dios la que convierte a la yihad defensiva en el punto central del grupo en lo que respecta a la cuestión del martirio.

Si bien la idea de la yihad defensiva se encuentra tanto en la tradición suní, mayoritaria dentro del Islam, como en la chií, representada por Hezbolá y la República Islámica, entre otros, es la historia de sacrificio y martirio lo que diferencia ambas tradiciones. En este sentido, Hezbolá, como grupo chií, fundamenta todo su discurso sobre el martirio en la tradición histórica de los eventos ocurridos en Kerbala, ubicado en el actual Irak, en el año 680 de la era cristiana o en el 61 del calendario islámico. En resumen, en Kerbala tuvo lugar la batalla entre el califa Yazid I y el grupo de partidarios del Imam Ali (p), liderados por su hijo Husein ibn Ali (P). Este último se negó a reconocer a Yazid como califa y denunció su opresión y tiranía. El Imam Huesin (P) y el resto de sus seguidores fueron brutalmente masacrados por las fuerzas de Yazid después de pasar varios días sin agua ni alimento. En la tradición chií, el martirio del Imam Ali (P) no solo se ha convertido en un ejemplo histórico, sino también en un paradigma onto-político de lucha contra la opresión.

La figura del mártir, por tanto, es de especial relevancia para el grupo libanés, tal como Seyed Hasan Nasralá dejó claro en su discurso al señalar que “el martirio de estos seres queridos, especialmente del general Mohamad Reza Zahedi, es de gran importancia para nosotros debido a la generosidad que ha demostrado hacia la Resistencia libanesa a lo largo de muchos años”.

Nasralá también afirmó: “Irán ofrece a sus líderes de alto rango como mártires, y la posición de Teherán es decisiva, cimentada con la sangre de sus mártires”. La disposición al martirio y su superioridad frente al enemigo, referida por el líder de Hezbolá, se manifiesta en su relación especial con Dios y, al mismo tiempo, en su lucha constante contra la opresión, definida en términos existenciales. Es esencial recordar que la lucha contra la opresión y el establecimiento de la justicia son elementos fundamentales en el lenguaje coránico.

En un discurso que se destacó por su tono diferente, el líder de Hezbolá explicó que las hostilidades sionistas y estadounidenses contra Irán se deben al apoyo iraní a la resistencia palestina. Asimismo, recordó que “Irán ha hecho sacrificios enormes en este camino y desde que el Imam Jomeini declaró firmemente su apoyo a la causa palestina, Irán ha estado expuesto a los ataques de sus enemigos”.

Varios expertos han interpretado las palabras de Nasralá como un intento de hablar en nombre de Irán. Sin embargo, lo importante es destacar las afinidades discursivas que permiten que tanto Hezbolá como la República Islámica compartan una determinada visión política, sin que esto signifique que alguno de ellos marque el camino al otro. En otras palabras, se trata de afinidades políticas compartidas.

Nasralá aprovechó el discurso para enviar un mensaje a aquellos países de la región que “normalizaron” sus relaciones con Israel. El proceso de “normalización” se refiere al acercamiento en términos políticos, económicos y de seguridad entre Israel y varios países árabes. Desde la perspectiva de Hezbolá, Irán y el resto de integrantes del llamado Eje de Resistencia, la “normalización” con Israel representa una traición a la causa palestina y, como tal, debe ser rechazada.

También criticó las relaciones de amistad entre varios países de la región y los Estados Unidos, a los que consideró “responsables de los crímenes y guerras en la región”. Nuevamente, es importante destacar la afinidad discursiva entre Hezbolá y la República Islámica. Para ambos, la presencia de fuerzas extranjeras en la región, especialmente de los Estados Unidos, representa una amenaza para la estabilidad regional.

 

Respecto a la situación en Gaza, descrita como una “guerra de carniceros y criminales”, Nasralá explicó que después de más de seis meses de ocupación brutal, Israel no ha sido capaz de eliminar a HAMAS (Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina). Desde un punto de vista político, esto sugiere que el ejército de ocupación no puede erradicar el movimiento de resistencia palestino ni ejercer control sobre el territorio sitiado.

La incapacidad de Tel Aviv para desmantelar la extensa red de túneles de HAMAS resalta aún más la insuficiencia de sus esfuerzos militares. Las autoridades israelíes han confirmado que, a pesar de meses de ataques aéreos y operaciones terrestres, alrededor del 80 por ciento del sistema de túneles de Hamas sigue intacto.

Este fracaso puede analizarse desde dos perspectivas distintas pero complementarias. En primer lugar, la forma de resistencia militar de HAMAS es asimétrica, lo que permite al grupo infligir daño al enemigo sin exponerse a sufrir bajas significativas. Entendiendo la necesidad de salvaguardar su estructura política-militar dual, HAMAS organiza las operaciones militares en células independientes bajo la autoridad de las Brigadas Al-Qassam.

Y en segundo lugar, HAMAS no es solo un grupo armado, sino que representa una ideología profundamente arraigada en la lucha palestina por la liberación nacional. La potencia de este movimiento anticolonial, y en particular su amplia y arraigada popularidad entre el pueblo, hace que erradicarlo sea una tarea casi imposible.

Para Nasralá, el fracaso sionista en Gaza se extiende a la región y, en concreto, a la actuación del Eje de Resistencia en El Líbano, Irak y Yemen, de manera particular.

Por último, afirmó que la respuesta iraní al ataque sionista contra la embajada en Damasco es “inevitable” e “inminente”, aunque los tiempos iraníes pueden variar respecto a los tiempos de Hezbolá. Señaló que la respuesta iraní significaría una “nueva fase para la región” y que conduciría a la “resolución de la batalla”. También advirtió al resto de países de la región que “no entierren la cabeza en la arena” y que se preparen para cualquier eventualidad, es decir, una guerra regional a gran escala.

Hay que entender que el discurso de Nasralá ya forma parte de la respuesta del Eje de Resistencia. Sembrar el miedo y paralizar la vida diaria de la entidad sionista es esencial dentro de la estrategia de guerra psicológica del Eje de Resistencia. También señala una confianza en la respuesta iraní y la disposición de todos los integrantes del Eje de Resistencia a convertir la amenaza sionista de una guerra total en una oportunidad.